Encuéntrame en el bar Parte I (Historia corta)






-Dime que que lo rechazaste, porque yo quiero estar en su lugar, dime que no tienes planes a futuro que no este yo en ellos, dime que podré tocar tus sueños y ser fuerte contigo, porque si es así, nunca me volveré a ir- Decía Ed mientras se tambaleaba de un lado a otra, con lagrimas esporádicas en el rostro, y pateaba nerviosamente un gran árbol que se encontraba fuera de la casa de Flor, 

-Estás ebrio, son las 4 de la mañana, deberías de ir a casa- repetía Flor mientras trataba de calmarlo con una voz dulce y comprensiva 

Ed miró el anillo de compromiso en la mano de Flor, y no pudo contener más el llanto, 
-Estaré borracho, pero sé lo que quiero y te quiero de vuelta, tú eres la única- 

Flor no tenía palabras para responder a lo que escuchaba, le rompía el corazón, el mismo corazón que dos años atrás había roto Ed, en una confusión de sucesos de éxitos y libertades. 

-Quédate sólo por hoy- dijo ella, tomó de la mano a Ed y entraron a la casa, una casa pequeña pero vacía, las cajas de mudanza estaban hechas, sólo estaban los sillones y al fondo una cama, que flor aún cuidaba con mucho amor, recordando que era su parte de su vida en soledad y pronto estaría en la misma cama que Roberto, como su mujer, como su esposa como su todo. 

Flor colocó una manta y una almohada en el sillón, hizo té para dos, mientras Ed ocultaba su llanto y trataba de sentarse forzosamente. 
Frente a él estaba ella, mirando a el hombre que un día fue el amor de su vida, al hombre por el cual hubiera dejado todo y el hombre que después de romper su amor, siguió en su vida como amigo y confidente. Ahora imploraba su amor, un amor que tal vez el alcohol hizo emerger, tal vez el miedo o tal vez la soledad suplicó estallar. 
-Bésame una ultima vez- le suplicó Ed 
-Lo siento, no puedo, debes dormir- una parte de ella quería hacerlo sólo como despida, 
-Bésame te lo suplico, quédate conmigo, abrázame, por favor- 
-Lo siento, Ed, sería un grave error- 
-¿él te hace sentir segura? ¿Te hace sentir su mujer? ¿no piensas en mí?- Las lagrimas seguían saliendo 
-Él no me rompe el corazón Ed- 

En ese momento Ed se rindió, se recostó y trató de evitar los estragos del alcohol, trató de calmar todas las vueltas a su alrededor. 

Flor se levantó y apagó la lampara que daba media luz cuando escuchó la voz de Ed -Promete que seguirás siendo mi amiga, promete eso- 

Flor sin voltear hacía sólo respondió - Lo prometo- 


Ed no pudo dormir el poco tiempo que estuvo ahí, quería correr a los brazos de Flor, pero los  sentidos habían cobrado de nuevo vida. Eran las 7 de la mañana de un domingo cualquiera, pero no para él, era el domingo que debía decirle adiós a su amor, y la verdad es que nunca la había dejado de amar. Sólo era un tonto más que había dejado ir a su única alma que le había hecho sentir un amor verdadero. Tomó el cuaderno de notas de la mesita nocturna de la recamara de Flor, no se pudo contener y tomó su mano, miró su rostro afilado y su cabello castaño revuelto y le susurró suavemente -No me quites la esperanza- 

Escribió algo en una hoja y la dejo arriba de la mesita. Tomó su abrigo, para salir a las calles en el crudo enero. Regresó a su realidad, a escuchar canciones tristes, a poner una sonrisa discreta, irreal y falsa a sus amigos, regresó a su crudo invierno. 


Flor despertó a las 8 de la mañana, esperando encontrar a Ed dormido por los efectos colaterales de la bebida, pero en vez de eso encontró la nota que dejo él. La abrió ansiosa esperando encontrar palabras de amor, pero en vez de eso encontró una despedida: 

Amiga, he querido decir esto desde hace dos años, desde los diez minutos después que te partí el corazón y te dejé sola para que otro hombre llegará a tu vida, pero mi orgullo fue estúpido e idiota. Jamás pude sacar tus besos de mi mente, jamás pude sacarte de mi vida. Por las mañanas siempre me imaginaba que tu pensabas en mi, como yo lo hacía en ti. Gastaba mi tiempo en imaginarte con una sonrisa a mi lado. Cuando te vi a su lado, pensé que sería pasajero, pensé que sería una prueba para que supieras que yo era tu gran amor, el hombre que debía estar contigo, y escribo esto, con palabras tontamente románticas que nunca salieron antes, porque quiero serlo, por ti, haría lo imposible posible, pero te rompí en mil pedazos y el lo reconstruyó, y ahora vuelo a pedirte que tu le rompas el suyo, y no es justo. 
Me tengo que alejar de ti, no quiero robarte en el altar frente aun hombre bueno y leal, no quiero golpearlo mientras suplico que corras detrás de mi. Tengo que alejarme de ti, pero no sin una esperanza. Sí en abril piensas en mi, si gastas tu tiempo imaginando qué es lo que hago, con quién estoy, y si imaginas que pienso en ti y tu piensas en mis besos, entonces ven a mi, ven a las en el bar en donde nos conocimos, en la misma fecha de abril en que nos conocimos, a la hora en que Dios te puso en mi camino. Yo estaré ahí, porque sé, que nunca te dejaré de amar. Te suplico, encuéntrame en el bar. 
Ed 



Flor miró el anillo en su mano izquierda, miró el calendario, era el mes de su boda, aún faltaba meses, días, horas, segundos, cualquier cosa buena o mala podría pasar en ese tiempo, la pregunta era ¿Sería lo que ella realmente quería? 










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